Alex + Erin
Alejandro Paz Medrano emigró a Estados Unidos desde México en 2005. Se trasladó inmediatamente a Pensilvania, estableciéndose en la pequeña ciudad de Hanover, en el centro-sur del país.
Alejandro, o Alex como le llaman ahora sus amigos, conoció a su esposa Erin Elizabeth Messinger en 2007, cuando asistió a una clase de inglés en la biblioteca pública impartida por la hermana de ésta. La hermana de Erin le había dicho que había un chico estupendo en su clase que siempre estaba ayudando y haciendo buenas obras en la comunidad. Se hicieron amigos rápidamente.
Erin se enamoró de Alex incluso antes de que empezaran a salir en 2013. Como ella lo describe, “construyeron una relación romántica a base de una fuerte amistad”. En 2016, se casaron y Alex se unió a la familia de Erin como si siempre hubiera estado allí. El padre de Erin lo llama su “hijo”.
En 2018, Erin se puso muy enferma. En ese momento trabajaba como coordinadora de voluntarios en United Way y solo gracias a Alex pudo seguir trabajando un año más. Él la llevaba al trabajo todos los días. Su trabajo de organización de eventos era muy físico y él hacía todo ese trabajo por ella, para luego irse al final de una jornada completa a su propio trabajo por la noche. Al final, la enfermedad de Erin avanzó tanto que ya no pudo seguir trabajando. Durante más de un año, sin la ayuda de Alex, no habría podido ni bañarse o levantarse del sofá. Alex la salvó. Gracias a un nuevo tratamiento, Erin ha podido volver a trabajar a tiempo parcial, mientras Alex sigue manteniendo a la familia trabajando en la construcción. Alex ha tenido que rechazar varios ascensos debido al problema del permiso de trabajo, lo que ha supuesto un duro golpe económico para la familia.
Alex llegó a Pensilvania y le encantó Hannover porque es una ciudad pequeña donde la gente es muy amable, muy tranquila. Y, por supuesto, es la ciudad en la que creció su mujer. Juntos se sientan delante de su casa por las tardes a hablar con los paseantes y por la mañana temprano pasean juntos por un camino en la naturaleza que hay al final de su calle, donde a menudo ven ciervos y otros animales salvajes. A Alex le encanta Pensilvania por sus espacios naturales y aprecia los asombrosos cambios que traen las temporadas. En México vivía en la capital, y dejar la gente agobiante y el ajetreo de Ciudad de México por una bella y tranquila ciudad como Hanover es un sueño.
La situación migratoria de Alex ha afectado a la pareja de muchas maneras. Erin ha viajado dos veces a México para pasar tiempo con sus suegros y la gran familia de Alex. La han acogido con mucho amor, pero ha sido una experiencia maravillosa atenuada por la tristeza de que Alex no pueda viajar con ella, ver a su madre en persona, estar preparado para volver cuando la gente se pone enferma.
Alex y Erin tienen una vida hermosa. Pero de lo que nunca hablan es de lo que pasaría si Alex fuera deportado. Saben que cada día es un riesgo, pero es tan difícil hablar de ello que simplemente evitan pensar en eso. En cambio, afrontan cada día sin saber cuándo será el último que pasen juntos.